El cerebro del hombre, funciona como una caja de resonancia, y ha
activado solo el 10% de su capacidad; mientras duermen el 90% restante de sus
posibilidades, porque corresponden a frecuencias de otras dimensiones de luz,
que no estamos afinados todavía para experimentar.
El cambio de frecuencias en nuestro cuerpo físico
El primer movimiento hacia establecer un nuevo orden es el caos, y esto
lo estamos experimentando ahora.
Hay un período agudo, cuando las frecuencias más altas impactan nuestro
cuerpo, seguido de un tiempo más suave de asimilación.
Durante el ciclo agudo hay necesidad de dormir y descansar más.
Hay que advertir que todos estos síntomas son temporales, durarán mientras
la Tierra completa su trabajo de parto, y con ella pasaremos por un nuevo
nacimiento a la quinta dimensión.
Si por ahora no puedes concentrarte en nada, comprende que tú cuerpo se
está adaptando a los cambios de la Tierra, y tú cerebro y tú sistema nervioso
están en reconstrucción.
El doctor Hans Jenny (1.904-1.972), médico y científico suizo, estudió
las relaciones entre materia y energía y respaldado por una metodología muy
bien documentada, que puede ser reproducida en los laboratorios, construyó el
fundamento de una nueva ciencia, a la que llamó “Cimática” – Cymatics.
Catorce años de experimentación le llevaron a comprobar que el mayor o
menor grado de complejidad molecular y evolutiva de un ser depende de las
frecuencias de energía que reciba su cuerpo.
Una dimensión es la amplitud determinada de frecuencias vibratorias, que
producen en la materia un diseño particular de patrones biológicos.
Cambia la frecuencia, y el cuerpo muta en forma correspondiente.
Es eso lo que está ocurriendo entonces con la vida en la Tierra,
considerando que estamos siendo bombardeados por energías de altísima
frecuencia, procedentes del sol central galáctico?
Observemos algunos efectos inmediatos…
Has notado como el tiempo se acelera cada día más?
Ciertamente, parece transcurrir más rápido porque nuestras células han
acelerado su pulso, para adaptarse al incremento del pulso de la Tierra
(frecuencia Schumann).
Y de la velocidad de ese pulso depende nuestra percepción del tiempo.
El tiempo se ha estado acelerando y continuará haciéndolo en la medida
en que nos aproximemos al momento crítico del cambio dimensional.
La llamada resonancia Schumann, o pulso de la Tierra, antes era una
constante de 7.8 hertzios, ahora ha subido a 12, y tendrá todavía que elevarse
a 13 hertzios.
Cuando alcance ese punto, llegará el umbral donde nos estabilizaremos en
una octava superior de frecuencia, y se iniciará para nosotros otra etapa de la
creación, en una realidad diferente.
Créelo, o no, ahora vives la transición, entre el tiempo lineal que bien
conoces, y el infinito del eterno “ahora”.
Qué nos ocurre físicamente, cuando se elevan las frecuencias de luz que
recibimos?
Un ser vivo recibe esta energía como nueva información, que
molecularmente se codifica en el ADN y lo transforma.
El primer paso del cambio es hacia el caos, porque el modelo anterior
debe disolverse, antes de que se pueda manifestar lo nuevo.
En el siguiente paso los patrones se reorganizan en un orden más complejo,
produciendo organismos más perfectos.
Si tú eres de aquellos preocupados porque tu energía opera con muchos
altibajos, a veces precipitándote en un estado de intensa fatiga; y además
oscilas emocionalmente entre la depresión y la euforia.
¡No, no eres un psicópata bipolar!
Simplemente todo tú cuerpo está tratando de afinarse a las nuevas
frecuencias de luz.
Igual que cuando vas a captar una emisora de radio, tienes que mover
hacia adelante y hacia atrás la sintonía hasta captar el punto exacto, así,
ahora, oscilas de un estado a otro, hasta lograr un equilibrio.
Ese mismo proceso, físico y emocional, vuelve y fluctúa cada vez que la
frecuencia del planeta se eleva un grado más.
Muchas personas, jóvenes y viejas, están presentando fallas de memoria.
Esto se debe a la caída acelerada del campo magnético de la Tierra, que
produce ese efecto, porque el magnetismo es como el adherente que atrapa los
recuerdos.
Para poder asimilar lo nuevo, el disco duro de nuestro computador
interno necesita ser apagado y luego encendido nuevamente.
El nacimiento del hombre nuevo se dará en el momento en que el campo
magnético de la Tierra alcance el punto 0.
Solo en esa circunstancia se hace posible completar la reconfiguración
de todos nuestros patrones genéticos, y hacerlos aptos para la vida en una
dimensión más elevada.
La remodelación del Adn produce oleadas de fatiga y dolor.
Hay un período agudo, cuando las frecuencias más altas impactan nuestro
cuerpo, seguido de un tiempo más suave de asimilación.
Durante el ciclo agudo hay necesidad de dormir y descansar más. Hay que
advertir que todos estos síntomas son temporales, durarán mientras la Tierra
completa su trabajo de parto, y con ella pasaremos por un nuevo nacimiento a la
quinta dimensión.
Si por ahora no puedes concentrarte en nada, comprende que tú cuerpo se
está adaptando a los cambios de la Tierra, y tú cerebro y tú sistema nervioso
están en reconstrucción.
Es posible que los dolores del cuerpo se hayan intensificado
especialmente del lado derecho, y sientas una punzada permanente en la base del
cráneo, y en las caderas.
Tal vez, sin causas médicas exista molestia en las rodillas, las piernas
y las articulaciones, y un calor interno recorra tú cuerpo produciendo
vibración y una sensación quemante.
Si tú corazón a veces acelera sus latidos sin razón.
Felicitaciones, eso significa que ya estás activando tú cuerpo de Luz.
La mejor forma de comprender este proceso es tomando en consideración
que, a nivel molecular, el cuerpo físico contiene ondas de energía que
responden de inmediato a la interacción con frecuencias más elevadas,
adaptándonos a ellas haciendo cambios en nuestros patrones biológicos.
El proceso es simple.
Las frecuencias elevadas, que están llegando a la Tierra, activan y
aceleran la vibración de nuestras células, y ellas reaccionan irradiando calor
hacia los espacios vacíos que las rodean.
Esta implosión despierta algunos códigos dormidos del Adn, y expande la
información nueva hacia los núcleos de otras células, las que también se
activan.
Así nuestro cuerpo es el escenario de una reconfiguración en cadena, que
resultará en una expansión de la conciencia, que es correspondiente con una
forma material más sutil y más perfecta.
La consciencia es aquella posibilidad de comprender el sentido de la
vida, según un determinado nivel de percepción, para los ciudadanos de la
Tierra, la interpretación de la realidad ha estado hasta ahora firmemente
anclada en la tercera dimensión, o capacidad de percibir solo una franja muy
estrecha de la creación (el 10%), que fluctúa entre las frecuencias superior al
infrarrojo y por debajo del ultra-violeta.
Por eso el cerebro del hombre, que funciona como una caja de resonancia,
ha activado solo ese 10% de su capacidad; mientras duermen el 90% restante de
sus posibilidades, porque corresponden a frecuencias de otras dimensiones de
luz, que no estamos afinados todavía para experimentar.
Lo que define cuál ha de ser la matriz de consciencia de una unidad,
llámese planeta, o ser humano, es la energía de luz que estamos capacitados
para asimilar.
En la tercera dimensión percibimos esa energía como dos ondas con
propiedades diferentes :electricidad – magnetismo.
La porción eléctrica provee la información de los códigos de creación, y
la magnética es el aspecto que los estabiliza.
En esta forma las dos polaridades actúan coordinadamente para mantener
ese nivel de realidad.
Las frecuencias de luz se producen como pulsaciones, y el ritmo de las
mismas condiciona los ciclos.
La Tierra, por ejemplo, es muy vulnerable a las emisiones
electromagnéticas de las explosiones solares que recibe cada once años, cuando
el sol completa un ciclo y pulsa.
También existen ciclos galácticos, y cuando uno de ellos termina,
nuestro centro galáctico pulsa, disparando energías de frecuencias
electro-magnéticas altísimas, que cambian las matrices de vida en toda la
galaxia.
Estas frecuencias viajan como ondas, llevando paquetes de información
nueva, que provocan un ordenamiento más complejo en todos los niveles, desde el
solar y planetario, hasta el molecular, con el consiguiente salto quántico en
la apertura de consciencia y la evolución de la vida.
Si comprendemos esto, estaremos ubicándonos dentro de la situación
planetaria que vivimos actualmente.
Sabemos que desde 1.987 se ha incrementado en la Tierra el impacto de
fotones de luz de altísima frecuencia, procedentes del centro galáctico.
También hay ya confirmación científica de que, tal vez debido a este
bombardeo de energía, algunas constantes planetarias, como el magnetismo y la
frecuencia Schumann, (pulsación de la Tierra), han estado cambiando.
El primer movimiento hacia establecer un nuevo orden es el caos, y esto
lo estamos experimentando ahora.
Todos los paradigmas existentes, a nivel del gobierno, las
instituciones, las religiones y creencias, los sistemas sociales, los sistemas
familiares, los sistemas de salud, etc.,están resquebrajándose para finalmente
sucumbir.
Paralelamente el clima, los elementos y la geología de la Tierra también
están convulsionados.
Desde el 13 de abril del año 2.002 la nueva matriz de creación, o
rejilla energética, está ya completa, y gracias a eso, la nueva información
puede fluir, despertando la afinidad de quienes estén listos para asumir su
destino como seres humanos mas completos.
Al entrar nuevas energías a la Tierra, se afectan los sistemas
políticos, sociales, económicos y de creencias.
Es por lo tanto una información nueva, con experiencias vibratorias
diferentes, incluyendo además, nuevos paradigmas geológicos y climáticos.
Todos los calendarios : Mayas, Tibetanos, Chinos, Egipcios, etc.,
coinciden en que, en la época en que vivimos hoy, se dará un cambio definitivo
en la VIDA DE LA TIERRA.
Es pues este tiempo, único en la historia de la humanidad.
Si tú deseas participar en esta aventura más allá de ti mismo, hay un
cambio de configuración que debes hacer, para conectarte con la amplitud de
onda que incluye a toda la creación.
La nueva configuración es la apertura hacia el espíritu, reconectarse
con nuestra verdadera naturaleza como seres de luz, que además sirve como
frecuencia de acceso a la supervivencia.
Vivimos ahora los tiempos de un gran cambio, un salto cuántico a nivel
de la conciencia colectiva como especie humana.
La selección que hace cada uno y a nivel global, para nadar con la marea
cósmica del cambio, o, en contra de ella, luchando inútilmente por la
preservación de modelos anteriores ya caducos.
El siguiente paso que viviremos, es el despertar cósmico que
experimentaran nuestras células y códigos genéticos, cuando consigan afinarse
al nuevo código de creación, y cantar la canción de unidad con todo el
universo, en ese momento tanto la humanidad como nuestro planeta, dejaran de
estar en riesgo de extinción.
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