El alemán Joaquim von Braun, nuevo presidente del Ifpri, en rueda de prensa celebrada en Berlín, indicó que se tiene previsto un aumento de consumo de ese vital líquido equivalente al 50 por ciento durante las dos próximas décadas, lo que "conducirá a una situación de escasez si no se ponen en marcha, desde ya, medidas como la consolidación de los sistemas de suministro y riego".
Un informe titulado "Suministro global del agua para el año 2.025.
Posibilidades de evitar la crisis", que von Braun dio a conocer, analiza con seriedad y datos fidedignos la posible evolución en el consumo del agua en los próximos 20 años en el mundo, y las consecuencias negativas que surgirían si los gobiernos no se preocupan desde ahora en poner en marcha mecanismos adecuados para contrarrestar ese "fuerte demanda".
En París, entre tanto, el 28 de enero el Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), Koichiro Matsuura, inauguró una sesión de Coloquios del Siglo XXI sobre el tema "¿Cuál será el futuro del agua?", que busca una conciencia de gobiernos y personas en general para promover una nueva cultura sobre el líquido.
Esta sesión se sitúa dentro del contexto de la celebración del Año Internacional del Agua Dulce, que fue proclamado el pasado 12 de diciembre por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En Berlín, von Braun afirmó que "la consecuencia principal de nuestro estudio es que la escasez de agua conduce inevitablemente a una escasez de alimentos, lo que a su vez provoca un aumento del precio de los mismos".
Las causas que pueden motivar ese amplio aumento en el consumo son, especialmente, el rápido crecimiento demográfico mundial y la creciente urbanización, explicó el presidente del Ifpri.
Son alarmantes las estadísticas para los próximos 20 años, porque el estudio del Ifpri señala que para el año 2.025, la "escasez de agua conducirá a la pérdida anual en el mundo de 350 millones de toneladas de alimentos".
"El incremento de los precios de los alimentos, motivado por el descenso en la producción provocará, asimismo, que aumente el número de personas desnutridas en los países subdesarrollados, que actualmente destinan más de la mitad de sus ingresos a la alimentación", dijo también von Braun.
El diferente uso que hacen del agua los países industrializados y los subdesarrollados es totalmente disparejo : los primeros destinan un 62 por ciento al riego y un 13 por ciento a uso doméstico, mientras los segundos emplean un 85 por ciento de agua en sistemas de irrigación y el 8 por ciento para el uso doméstico.
Sin embargo, los industrializados emplean un 22 por ciento para el uso destinado a la industria, mientras los subdesarrollados, únicamente, lo hacen en un dos por ciento.
Una cifra notablemente diferenciada.
El Ifpri, afirmó von Braun, ha pedido a los gobiernos que efectúen inversiones dirigidas a la mejora de los sistemas de suministro y de riego, emplear la tecnología agrícola en los países subdesarrollados y, por sobre todo, dar un uso del agua más eficiente, como únicas posibilidades para evitar la "debacle" en 20 años.
En los Coloquios de la Unesco en París, participan el ministro de Recursos Hídricos y Regadío de Egipto, Mahmud Abu-Zeid, también presidente del Consejo Mundial del Agua; el geofísico Claude Allégre, miembro de la Academia de Ciencias de Francia; Michel Camdessus, presidente del grupo de expertos sobre la financiación de las infraestructuras del agua, representante personal del presidente francés, Jacques Chirac, y Charles Vorosmarty, investigador del Instituto para el estudio de la Tierra, los Océanos y el Espacio de la Universidad de New Hampshire (Estados Unidos).
Una de las finalidades de este Año Internacional, según la Unesco, es confirmar el seguimiento del objetivo establecido con respecto a los recursos hídricos en la Declaración del Milenio de las Naciones Unidas, en la que se promete "reducir a la mitad para el año 2.015, el porcentaje de personas que carezcan de acceso a agua potable o que no puedan costearlo" y el de "poner fin a la explotación insostenible de los recursos hidrícos".
También la Unesco fijó una nueva meta para "reducir a la mitad, para el mismo año de 2.015, el número de personas que no tienen acceso a instalaciones higiénicas básicas".
Ambos organismos, el Ifpri y la Unesco, persiguen un objetivo común y es el de evitar que los consumidores hagan un mal uso de los recursos del agua y de explicarles que en caso contrario, la situación podrá llegar a adquirir "tintes dramáticos", cuyas consecuencias serán desastrosas para el mundo y sus habitantes.
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